Las universidades deben comprender la importancia de fomentar un entorno diverso e inclusivo como el lugar donde ocurre la mayor parte de la innovación tecnológica y social del mundo. Para lograr esto, el profesorado y la administración necesitan luchar activamente contra la discriminación de cualquier forma, ya sea basada en raza, estatus económico o identidad.
Continúa leyendo para aprender más sobre por qué la diversidad importa y cómo adoptarla beneficia a la educación superior.
A la luz de los movimientos sociales recientes, el término "diversidad" a menudo viene con una asociación inmediata con raza y orientación sexual. Aunque estas son partes críticas de la discusión sobre diversidad, la conversación también involucra conceptos de identidad y estatus que se extienden más allá de esto.
Una evaluación profunda de la diversidad en el campus debe ver más allá de las diferencias visibles: discapacidad, identidad de género, estatus social y religión son solo algunas de las características que corren el riesgo de ser dejadas de lado debido a las diferentes complejidades que cada una trae. Y cuando se trata de diversidad en la educación superior, hay tres factores principales a considerar.
Primero, aunque este artículo se centrará en la inclusión estudiantil, crear un campus diverso no puede limitarse a la admisión de estudiantes. La verdadera diversidad solo puede lograrse cuando permea todos los niveles de la universidad: estudiantes, personal, profesorado e incluso el currículo mismo.
Segundo, las características citadas arriba no son mutuamente excluyentes. Cada persona tiene su propia identidad compleja compuesta por múltiples factores y, por lo tanto, tendrá su conjunto único de necesidades.
Por último, crear un campus diverso no termina con admitir estudiantes y contratar empleados. Una vez bienvenidos al campus, necesitan poder acceder a todos los aspectos de la vida en la universidad. Para asegurar la accesibilidad completa, la administración debe mantener un diálogo constante con su comunidad para entender sus necesidades y adaptarse en consecuencia.
Sin embargo, por complejo que sea, construir un campus diverso no solo es necesario, también crea una reacción en cadena de cambio positivo que comienza con los estudiantes, impacta a la universidad e influye en la sociedad como un todo. Estos son algunos de los beneficios de fomentar la diversidad en el campus.
En un campus diverso, los estudiantes tienen la oportunidad de interactuar con individuos de diferentes orígenes a diario. Y cuando personas de varias culturas, etnias y orígenes se juntan, naturalmente mejoran su habilidad para tender puentes entre divisiones culturales y formar conexiones.
Compartir experiencias, tradiciones y perspectivas ayuda a derribar barreras y estereotipos, nutriendo un entorno donde personas de diferentes orígenes coexisten y aprenden unos de otros. Estas conexiones fortalecen el vínculo entre estudiantes, fomentando un sentido de pertenencia y, a su vez, mejorando su vínculo con la universidad misma.
La educación superior no se trata solo de impartir conocimiento académico; se trata de aprender cómo involucrarse con ese conocimiento de manera crítica. La exposición a perspectivas diversas a través de formar parte de un campus diverso desafía a los estudiantes a cuestionar suposiciones y prejuicios, buscar nueva información y considerar puntos de vista alternativos.
Este entorno de aprendizaje dinámico prepara a los estudiantes para abordar desafíos complejos del mundo real con una nueva perspectiva integral e informada. Los alienta a convertirse en aprendices activos que buscan fuentes diversas de información y se involucran en discusiones significativas sobre sus estudios y relaciones interpersonales.
La diversidad de perspectivas es una de las fuerzas motrices de la investigación innovadora. Cuando investigadores de diferentes orígenes colaboran, reúnen una riqueza de conocimiento y perspectivas que pueden llevar a descubrimientos innovadores.
Una comunidad de investigación diversa es más probable que identifique preguntas de investigación únicas, aborde problemas desde nuevos ángulos y resuelva una gama más amplia de desafíos. Esta diversidad de pensamiento estimula la creatividad e innovación, fomentando un entorno donde los estudiantes son alentados a pensar críticamente y considerar varios ángulos cuando enfrentan un problema.
Como resultado del avance de la investigación académica en el campus, la universidad gradualmente actualizará su currículo para mantenerse al día con la innovación. Durante los últimos años, nuevos programas y campos han surgido gracias a la investigación pionera conducida por estudiantes y profesores de varios orígenes.
Funciona como un ciclo: nueva investigación da forma a nuevas formas de vivir, y nuevas formas de vivir informan nueva investigación. Cada vez es más frecuente encontrar programas dedicados a la investigación de la historia y la cultura africanas y latinoamericanas, por ejemplo, alejándose de los modelos tradicionales norteamericanos y eurocéntricos que han dominado la academia por décadas.
En la investigación científica, muchos avances que han cambiado las vidas de personas con discapacidades no se habrían hecho sin la lucha por la conciencia que ha crecido durante los últimos años.
Escuchar voces diversas y abrazar el cambio es fundamental para las universidades que quieren mantenerse a la vanguardia y atraer a los investigadores más brillantes.
Aunque la lucha por la inclusión ha avanzado, los estudiantes de minorías aún enfrentan desafíos al buscar un programa de educación superior. Más allá de las barreras para la admisión, las dificultades que los estudiantes de minorías tienen que enfrentar después de la inscripción llevan a incertidumbre y tasas más altas de abandono.
Un informe de Gallup y la Fundación Lumina encuestó a más de 6,000 estudiantes actualmente inscritos en un programa postsecundario y encontró que el 50% de los estudiantes negros y el 40% de los estudiantes hispanos encuentran difícil mantenerse inscritos.
Además, el estudio encontró que el 52% de los estudiantes negros y el 43% de los estudiantes hispanos han considerado detener sus cursos por al menos un semestre. El estrés emocional (55%), la salud mental (47%) y el coste del título (29%) son las razones más citadas.
Los estudiantes con discapacidad se enfrentan a retos similares, con el añadido de las barreras físicas y tecnológicas que limitan su capacidad para acceder a los distintos espacios del campus y participar en clase.
Las universidades siempre deben recordar que la diversidad en la educación superior no se trata solo de cumplir cuotas o marcar casillas. Se trata de crear una comunidad de campus armoniosa y accesible que prospere en la riqueza de perspectivas, experiencias y orígenes diversos.
Desde fomentar el pensamiento innovador hasta preparar estudiantes para un mundo globalizado, promover la diversidad en la educación superior tiene beneficios que alcanzan mucho más allá del aula e impactan a la comunidad global como un todo.